miércoles, 5 de octubre de 2016

Retuerce el pez, libro de Abraham Peralta Vélez





Retuerce el pez, 
libro de poesía de Abraham Peralta Vélez 
editado por Gorrión Editorial

Abraham Peralta Vélez (8 de julio de 1989, México D F), es de los jóvenes escasos: prueba con rigor discreto las formas y persigue una poética natura... Él es poeta de lo sutil, corroborable en las formas acosadas en Retuerce el Pez... Editor además, goza del encanto de un poeta íntegro que degusta, mira, huele, palpa, escucha, y escribe el libro. Pasará, no cabe duda, a los poetas entrañables de nuestra lengua. (Cuarta de forros, escrita por Abél Rubén Romero y nota de la Enciclopedia de la Literatura en México). 


Selección de poemas: 

HAIKÚS

Quieto pelícano
en el tronco del muelle.
Templo es el mar.


Nube viajera.
Refleja en el mar
barco sombrío.


No hay cenizas.
Al morir una ola
renace el mar.


Cae la gaviota
violenta sobre el mar.
Retuerce el pez.


TUMBA DE LUZ

Las nubes van en el cielo
cerradas en su blancura
eternas van y ligeras
y sin dar cuenta se esfuman.
Parece que nada pasa
en su lenta, quieta fuga,
pero quietas van pasando 
y han sido, pues, ya nunca.
Al fin como ellas nos vamos
más que piedra, hendidura,
más que embate, retoño,

tumba de luz, tumba, tumba...


MISTERIO

El árbol del olvido
deshoja ascuas de memoria,
¡lluvia de estrellas!,
en el misterio de un estanque.
Y un niño, Abraham, 
se desconoce a sí mismo
al abrir un puñado de huellas del camino.
Camino va a la tumba de su abuelo.
Huele a hierbabuena el camposanto.
Y un epitafio de ondas de luz 
se refleja en el agua de las flores.


PUENTES
A nuestros tatarabuelos

Yo no había nacido todavía.
Era sangre, y tú un angelito
en vísperas de cántaro, de barro.
Entonces, era un hombre de maíz,
pleno, de leche espesa.
Tú traías enaguas a las caderas.
Y eras también de maíz.
Teníamos un burro, quizá una vaca,
plantábamos frijoles, chile, zacates… 
entre muros de adobe,
entre muros de canto.
Olíamos a leña chamuscada. 
De garganta de tierra la voz.
¡Y unos aguaceros! ¡Y un hambre!
¡Y un dolor en la médula del hambre!
Éramos sequía. Y pájaros silvestres.
Era canija aquella vida. Y era bella
como un maguey abierto.
Yo no había nacido todavía...
Pero entre aquellas hambres ya
se estaba juntando tu mano con la mía.


SILVA DE ANGUSTIA

Qué sangre, qué nocturna sangre, ¡qué!,
qué hay dentro del hombre, 
cuya sangre impulsa a cortar cabezas,
cuya sangre destaza, quema, viola,
y da tiros de gracia, y sin tristezas 
su corazón peinándose amapola
sigue dando su luz dentro del hombre.
Porque hay luz. ¿Es cierto?, sí, ¿es cierto?
Porque no está más loco que nosotros. 
Porque él es un hombre
muerto vivo en nosotros, vivo muerto,
muerto que por la luz él sigue vivo,
y su sangre es mi sangre cuya hacha,
¡qué, qué, qué, qué!, ausencia taladrante, 

late y late en silencio en mi diosmío.


AVE

Acaso soy un pájaro ciego
atado al filo del aire,
entre los toros salvajes del sol
y en el sueño amapolante 
de la muerte.
Acaso sobrevivo ebrio colibrí
en el callejón cerrado de este siglo
para ir de nuevo cada día 
tras las luz de una flor abierta.
No hay otra forma.
La palabra ave me ha salvado
de tirarme de lo alto 
                     de las cenizas.


El libro, Retuerce el pez, se puede conseguir por la página de Facebook de Gorrión Editorial o de "mano en mano", directamente con el autor. 



Contacto: apve.89@gmail.com
Facebook: Abraham Peralta Vélez



lunes, 21 de diciembre de 2015

Pictogramas

El zanate
latigazos 
de azul
se encerró
de negro.

2
El arrebol
como una 
calabaza
anaranjaba
la hierba 
azul
del cielo.

3
El mar 
trinaba
¡azulífero!

4
Las flores
secas
sedimento
de luz.

5
La noche 
de raíz 
es azul 
silencioso.

LUNAORUGA --Romance de piratas de mesa—

Aquella luna de noche,
aquella noche la luna,
enredándose en sí misma
hilaba como una oruga,
como una oruga de sal,
su salidulce blancura,
su saliluz dulce y sola,
y escurría llena de pulpa
sobre el mar negro, vacío,
encabalgado de espuma,
hilo de la luz del sol,
lunaoruga-orugaluna,
aquella luna de noche,
hilaba llena de nuncas,
y sobre mi barca insomne
luz de ayer y ya futura
en este instante preciso…
¡espirales, espejos, nuncas…!


Abraham Peralta Vélez 03 de noviembre 2015

Haikú

Corre este río
que convierte las rocas
en su espuma.

viernes, 21 de agosto de 2015

Reflujo

En el metro,
en la casa,
y el trabajo,
se ahogaba
en su reflujo
de miseria.

Era una luz
gástrica.

Aunque pudo

la orquídea
de la flama.

lunes, 17 de agosto de 2015

Reclamos

No me importa un tu coche 
ni tu departamento
ni que sean ellas altas verdes y azules.
Me importa un carajo tu religión de festejos 
tu partido político y tu equipo de fútbol.
Me parece insignificante ir a Nueva York
a París a Roma a la India como al salero.
Mi ropa desentona porque uso la mi abuelo.
Me interesan poco los hoteles desmesurados
los rascacielos los celulares de avanzada.
Muy poco me impresionan botellas costosas.
Poco me aficiono a drogas tremebundas 
a los nuevos conciertos de hojalata 
al novísimo libro para pasar las vacaciones.
Me asquean premios y farandulillas.
Me importuna llamar a cualquiera maestro.
Nada me significan grandes firmas y marcas. 
Así es, aunque vaya a la playa al salero 
aunque venga en un coche y grite al fútbol 
aunque consuma drogas tremebundas 
aunque te llame maestro y beba contigo
y sea un falso hijo de su falsísima especie;
os juro, no me son tan necesarios 
ni tan importantes como el amor
que se puede beber en un vaso de agua
y de otras mil maneras: 
melón, Catarina, tú, mar, aquel, piedra… 
y sin él mi vida sería una juventud miserable.